Todo es casualidad. Que nadie piense mal. Cuando estaba divertido observar el cruce de declaraciones entre el técnico del Madrid Rafael Benítez y Sergio Ramos, aparece la noticia de que le piden a Messi 22 meses de cárcel después de que la Fiscalía lo exculpara de delito fiscal. Pura coincidencia. La abogacía del Estado, cuyo servicio jurídico dirige una exdirectiva de Florentino Pérez en el Real Madrid, considera que la Fiscalía no tiene razón y que Messi debe pasar por un juicio. Cuestiones jurídicas. No da la sensación de que sea porque interese ver a Leo sentado en un banquillo, no. No será por la foto, no. Eso son menudencias.
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Los jugadores de futbol que no cumplan sus obligaciones fiscales deben ser perseguidos por la ley. Con eso no se juega. Todos pagan y no deben haber excepciones para nadie. Pero que mediáticamente parezca que sólo son los jugadores del Barça los implicados tampoco es justo. Hay futbolistas de otros equipos que han debido regularizar su situación con hacienda, sobre todo, después del cambio de criterio en el pago de los derechos de imagen que se realizó hace cinco años. Messi es el mejor jugador del mundo y se entiende que la mínima información sobre él tenga más repercusión, pero en ocasiones resulta desmesurado el impacto mediático que las noticias negativas sobre Leo van sucediéndose. No se ha parado. Desde los partidos amistosos pasando por las cuestiones fiscales ha tenido más titulares en la prensa de Madrid por esos hechos que por sus goles o sus grandes actuaciones.
Realidad
El padre de Messi ya declaró que su hijo no tenía nada que ver en el caso fiscal y se inculpó él mismo. El jugador firma las declaraciones, pero es muy difícil que esté en el detalle de las operaciones fiscales. En este tipo de organizaciones, el futbolista se dedica a jugar a futbol y su padre se ocupa de las cuestiones económicas. Es lógico. Pasa lo mismo con Neymar y su padre. Ni Ney ni Leo están especialmente interesados, dejan este tipo de asuntos a la gente de su máxima confianza, su familia, y se despreocupan. Una cuestión es la responsabilidad, y si han firmado, son responsables. Eso implica que han de hacerse cargo de los problemas administrativos que se deriven. Otra cuestión es si existe intención de defraudar y conocimiento de esa defraudación que implicaría penas penales y, en este caso, se entendería poco que fuera así. Nadie cuestiona que se paguen los adeudos y la multa. La Fiscalía ha exculpado a Messi, pero la Abogacía del Estado, no. La petición de 22 meses de cárcel no conllevaría a prisión porque al no tener antecedentes penales y la pena no superar los dos años, no se debería cumplir, caso de que en el juicio se considerara que es culpable. Lo que sí es cierto es que el futbolista lleva mucho tiempo con estos temas sobre la mesa. Como Neymar. El mejor jugador del mundo y otro de los que están en el podio deben superar todos estos embrollos y jugar a la máxima intensidad. Lo han hecho, lo están haciendo, pero no es fácil.
Foco
En los últimos tiempos el foco no deportivo ha estado en primera línea en los amistosos que disputó Messi y sus amigos, en el tema fiscal del jugador argentino, en el ‘caso Neymar’ tanto en lo que afecta a los presidentes del FC Barcelona, como al padre y tanto en lo que se ve en la Audiencia española como por las demandas auspiciadas en Brasil. Mascherano, ahora, también debe responder de problemas fiscales. El club está sancionado por la FIFA y parece que es el único club del mundo que incumplió una normativa, cuando otros clubs españoles también lo han hecho y, en cambio, su sanción no aparece por ningún lado. La UEFA ahora también se ha puesto a estudiar e informar de la cantidad de banderas’ estelades’ que aparecen en los partidos del FC Barcelona.
Es evidente que se ha puesto un foco. Tanto como que todo ese ruido hace que el club se crezca ante las adversidades. En la última temporada ganó el triplete y ya lleva cuatro títulos y puede conseguir cinco en diciembre con el Mundial de clubs. Hay ruido, hay foco y hay actitud suficiente en un club acostumbrado a que las cosas no sean fáciles. Nunca.
