Poco o nada que presumir en su pase a la Copa América. Un sufrimiento innecesario y que vuelve a mostrar lo duro que es para México imponerse en la zona. Después de un juego deplorable el viernes pasado, en donde todos fallaron en cancha y fuera de ella, México tuvo la capacidad de mostrar que es mejor que su rival en 90 minutos, o al menos tener individualidades que pesan y se imponen, aunque esto no opaca lo que hicieron sufrir a México durante la eliminatoria y más cuando en el papel es infinitamente superior. México volvió a mostrar que en la zona le cuesta imponer sus condiciones cuando es un equipo con más argumentos futbolísticos.
Un camino que se le complicó y se sudó, y hay que decirlo, una manita de 11 minutos extras lograron empatar el encuentro, aunque eso no quita que México fue mejor en todo el partido, pero sin nada que presumir fuera de la responsabilidad que mostraron al vestir la playera, pero entendiendo que es un valor agregado al ser seleccionado nacional.
De nueva cuenta se muestra la realidad a la hora de competir, de ganar los juegos importantes en los últimos años. México se ha vuelto más pundonor que futbol y esa fórmula no siempre da el resultado buscado.
La elección de jugadores
Fuera de proporción el tema mental. Todos los llamados en este listado, no saben el valor de vestir y defender la playera de la Selección Mexicana, no olvidemos que en la banca también están aprendiendo a llevar a una selección y a convivir con lo complicado que es competir en la zona más deplorable futbolísticamente hablando del mundo. En ambos partidos hay deficiencias que salen desde la elección de jugadores para encarar los dos encuentros, entendiendo que Jaime Lozano se la ha jugado con los que conoce, ha tenido y ha llevado en ciertos procesos, lo cierto es que así como se alabó el gran trabajo, desempeño y enjundia puesta frente a Alemania, frente a su similar de Honduras faltó mucho más armas tácticas, trabajo colectivo, asociación y experiencia.
Gran parte de la eliminatoria fue llevada por las individualidades, llegadas con una jugada de más, con un detalle al final que no terminó con el mejor pase el delantero.
Independientemente del resultado, México sufrió o pecó por la falta de experiencia en manejar una eliminatoria a 180 minutos, más que por su falta de amor propio o exceso de confianza. Jaime y compañía, a quienes hemos destacado por su trabajo y su manera de entrenar basados en la intensidad, ahora, hay que señalarlos como responsables directos de una mala eliminatoria. Insistió en la elección de jugadores en ambos juegos, cabe señalar que en el Azteca se puso mayor empeño, mayor énfasis y carácter para hacer valer la calidad de local, a un Honduras que de todas y todos lados fue menospreciado en cancha, cuando Reinaldo Rueda le gana la partida al técnico mexicano con todo en contra.