Con todo en contra
Los Cachorros de Chicago fueron el mejor equipo de las Grandes Ligas en los dos últimos meses de la campaña regular. Con un lineup plagado de bats peligrosos, una rotación en donde Jake Arrieta fue intocable e invencible, y un manager con experiencia y capacidad para sacar lo mejor de sus peloteros, la novena que tanto tiempo ha pasado esperando una cita con la historia, parecía tener los argumentos suficientes para terminar con la maldición y regresar a una Serie Mundial.
Una vez que inició la Postemporada, las actuaciones de la escuadra de Joe Maddon convencieron a muchos escépticos de que el 2015 sería finalmente el año del destino para los entrañables Cachorros.
A los Piratas los hicieron a un lado con gran facilidad de la mano de una actuación espectacular de su pitcher estrella, y aun tras haber caído en el primero de la Serie Divisional ante los Cardenales, el equipo se recuperó y ganó tres en fila conectando diez cuadrangulares y echando fuera de la Postemporada a la franquicia más ganadora en la historia de la Liga Nacional.
Los Mets, sus rivales en la Serie de Campeonato, no parecían tener los argumentos suficientes para detener el camino de Chicago al Clásico de Otoño, aun teniendo la ventaja de jugar en casa y con una rotación plagada de talento. Sin embargo, tras los dos primeros partidos en Citi Field, Joe Maddon y los suyos están contra la pared.
La temible ofensiva de los Cachorros no ha sido capaz de descifrar los lanzamientos de Matt Harvey y de Noah Syndergaard, dos pitchers jóvenes con gran talento y enorme personalidad, que tuvieron brillantes actuaciones para abrir las puertas de la victoria de Nueva York en los duelos de sábado y domingo.
Además, Daniel Murphy está teniendo una Postemporada histórica y parece estar dispuesto a llevar a batazos a su escuadra hasta la Serie Mundial.
Y por si lo que hemos visto hasta ahora en la Serie de Campeonato no fuera suficiente, el día de hoy los Cachorros tendrán que enfrentarse al mejor abridor de los Mets.
Jacob deGrom, que ya venció a Clayton Kershaw y a Zack Grienke a domicilio en la Serie Divisional, será el lanzador de los Mets en un partido que podría darle rumbo definitivo a este enfrentamiento. Además, Chicago ha quemado a sus dos mejores cartuchos en la lomita, y tendrá que arreglárselas sin Jon Lester y sin Jake Arrieta para los duelos de hoy y mañana. Y lo cierto es que ni Kyle Hendricks ni Jason Hammel parecen tener la calidad suficiente para mantener a raya a una ofensiva que aún sin que sus mejores hombres hayan estado a la altura, le ha dado el apoyo suficiente a sus tremendos lanzadores.
En pocas palabras, el panorama no es demasiado alentador para los miles de fanáticos que siguen soñando con festejar un título en Wrigley Field.
Evidentemente, jugar en casa los próximos tres encuentros podría darle una inyección de vitalidad a una ofensiva que mostró su enorme potencial en las dos series anteriores.
Sin embargo, ganarle cuatro de los próximos cinco a los Mets se antoja como una encomiendo harto complicada.
Hace 107 años que esta organización busca afanosamente un título. La presión aumenta año con año, y crece de manera exponencial cuando alguna escuadra se acerca al objetivo.
Es así que estos Cachorros tendrán que lidiar no solo con un rival formidable sino con una enorme acumulación de fracasos que necesariamente hacen más complicado el reto.