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Mi carcacha es una m... ¿Qué auto tiene Osorio?

Ignacio Suárez

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Ignacio Suárez
| 05 Jul, 2017

‘México is the shit’ era la leyenda que se leía en la espalda de la chamarra que vestía un silencioso Oribe Peralta a su llegada de Rusia. ¿Indirecta al país? No lo sé. Quisiera ser optimista y pensar que el delantero lució la frase como una cruda autocrítica al nulo funcionamiento colectivo de la Selección Mexicana que jugó la Copa Confederaciones, o que realmente entiende lo que el diseñador quiere transmitir: que lo hecho en México está bien hecho.

Yo coincidiría si fuera una inusual severa ‘autocrítica’ del delantero americanista, pues en ese torneo empatando, ganando y hasta perdiendo la figura siempre fue el arquero, lo que es evidencia irrefutable del mal funcionamiento colectivo de ese ‘equipo’, que sólo apareció por momentos.

La participación de la Selección me recordó a lo que comúnmente se hace con autos semiusados, cuando se pretenden vender en tianguis de fin de semana y que me sucedió con un coche. Lo primero que dicen los ‘coyotes’ es que hay que esconder, disfrazar todos los ‘defectos’ por uso del auto a los posibles compradores. Poner aceite con tapafugas en el motor, la transmisión y hasta en anticongelante, por si chorrea, que evitaría que se pudiera vender bien. ‘Buena idea’, me dijeron.

Acto seguido, se manda a lavar el motor, carrocería, su buen ‘Armor All’ en las llantas y tablero, además, claro está, de una buena enceradita. Una vez enchulada la nave, por fuera lucirá espectacular. De la vista nace el amor y nuestra carcacha arrancará algunos suspiros por lo bien que luce, lo bien que se ve… por fuera.

Por dentro, en el motor, en las entrañas, lo que pocos ven y conocen, nuestro auto es un desastre por el trajín; con decirle que a nuestro ‘cacharrito’ se le ahogaron los ‘buzos’ y hasta se le acabó el ‘sinfín’. Pero por fuera luce bien, poderoso, hagan de cuenta el Tri de Osorio con los resultados en Concacaf.

Y es que en nuestra colonia, con nuestros cuates, nuestra nave con todas sus reumas y dolores mecánicos, ‘robaba’ en las carreras callejeras que se organizaban los viernes en las noches. Y miren que ahí se ha competido contra todos; desde el Vochito 74 del ‘Caturras’, con el Renault 8 del ‘Ballena’ y hasta contra el Valiant Acapulco de color blanco de mi ‘brody’ Juan José.

Como sucede en otras situaciones, también en estas carreras clandestinas, lo único que importa es el resultado. Las victorias se traducen en cartón de chelas para la banda y hasta la admiración de la bella ‘Britany’, quien sólo para no desentonar se pinta las raíces de negro de su cabellera rubia ‘natural’.

Tampoco acá hay autocrítica. Lo importante es el triunfo, así se haya competido contra puros ‘cacharros’ que están a punto de desbielarse y a los que les suena más la carrocería que el motor.

Si en un momento la ética te traiciona y tienes deseos de hacer verdadera autocrítica sobre los resultados de las carreras, me aconsejaron que aplicara con rigor los cuatro mantras mexicanos que esboza el escritor Prem Dayal en su extraordinario libro: ¡Me vale madre!* (http://hazmeelchingadofavor.com/2012/04/14/mantras-mexicanos/)

¿Que se trata de minimizar nuestras victorias porque los rivales eran ‘carcachas’ más jodidas que la nuestra? Pues es hora de aplicar en defensa el primer mantra, que es la frase: “¡No es mi pedo!”

¿Que si se nos cuestiona que esos vejestorios contra los que competimos se están cayendo a pedazos? Aplica entonces el segundo mantra: ¡Me vale madre! Y enfático puedes echarles en cara la frase: “Lo importante es que ganamos”.

Y claro que NO se puede demeritar totalmente los triunfos de nuestro coche, ya que antes se perdía contra esos mismos cacharros. A decir de algunos, este ‘logro’ antes obligatorio, hoy sería merecedor de monumentos.

Lo bueno (¿o lo malo?) es que con las constantes victorias y resultados en nuestra colonia, logramos que nos invitaran a correr arrancones contra los de otras mucho más ‘fufurufas’. A estas otras carreras asisten tres o cuatro cacharros igual de jodidos que nuestra nave, pero también van algunos carrazos de la gente ‘pirruris’. Ahí llegan, por ejemplo, un Mercedes Benz, un BMW, un Ferrari. Ya con sacarnos la foto con ellos ganamos, dicen en mi colonia.

¿Se puede ganar a los Mercedes, Ferrari y BMW con nuestro coche? La teoría dice que NO.

La posibilidad de un eventual triunfo radica en que nuestro carrito esté al 100 por ciento, bien parejito, bien trabajadito, bien afinado, con una buena estrategia, estando a las vivas para NO regarla en cambios de velocidad, y esperar a que el piloto del Mercedes, del Ferrari o del BMW se apendeje, y entonces sí, justo ahí, darles ‘matarile’, sin perdonarlos, acelerando a fondo hasta rebasar la meta.

¿Qué pasa SI los pilotos del Mercedes, del Ferrari y del BMW NO se apendejan? Simple: nos ganarán sin remedio, lo mismo utilizando su segunda velocidad o la sexta.

Es simple, son máquinas superiores a la nuestra, la posibilidad de triunfo radica en que nuestro carro viejito esté al 100 por ciento y aproveche una falla del piloto rival. ¡Cabrones, hay que ser sinceros, hoy todavía NO podemos competir de tú a tú!

¿Cómo podemos preparar al 100 por ciento a nuestro carrito? Pues llevándolo con un mecánico que es especialista, que conozca cada una de las piezas, el funcionamiento, que sólo de oír el motor sepa en qué parte está la falla y cómo corregirla. NO importa si el mecánico es nacional o foráneo.

Aquí es muy importante encontrar al verdadero buen mecánico, porque hay muchos charlatanes que con el verso nos convencen de fallas que no existen y que son capaces hasta de sacar su libretita para apuntar y cambiar piezas que el coche ni necesita.

Un buen mecánico seguro que no pondrá aceite donde va el anticongelante, ni cambiará llanta asegurando que por eso el motor cascabelea. Uno bueno NO pretenderá jamás que nuestro cacharro corra a la misma velocidad de un Ferrari, pero SÍ que el motorcito de la nave jale parejito, esté al 100 por ciento y falle menos que el Ferrari, con todo y sus millones de sensores.

Si cuando llevas tu vehículo a revisión por un ruido extraño en el motor, el mecánico te dice que lo que tienes que cambiar es una portezuela y se enoja porque desconfías de su diagnóstico, ponte las pilas. Si puedes, tienes tiempo y te alcanza el presupuesto, vete en friega con otro mecánico y por otro diagnóstico.

Si ya no hay tiempo, porque ya le pagaste por adelantado, o porque tus jefes NO quieren que cambies de mecánico, de jodido ve a tu cibercafé más cercano, busca el manual de instrucciones del auto, lo imprimes y se lo regalas al mecánico.

No sabrás a ciencia cierta si con eso funcionará o ganarás la carrera, pero por lo menos tendrás la seguridad de que pondrá todas las piezas en su lugar y con eso ya vas de gane.

Qué pena, perdonen mi bipolaridad. Hoy quería escribirles sobre lo que pensaba de la Selección Mexicana, de su técnico Juan Carlos Osorio y su desempeño en la Copa Confederaciones, y por andarles platicando de mi carrito y mi pinche mecánico se me acabó el espacio. Ahí pa’ la otra.

Termino fusilándome la frase del buen Oribe y diciéndoles: Mi coche is the shit.

“Cuando todo parezca estar en tu contra, recuerda que los aviones se elevan contra el viento, no con el viento”: Henry Ford.