Necesitamos empezar a construir realidades en lugar de espejismos dentro del mundo deportivo, un mundo en el que cabemos todos, mujeres y hombres.
El marco del 8M no debe ser utilizado para anunciar que una árbitro pitará un partido de hombres, o el día en que todos los noticieros le dan un espacio especial a las conductoras para “demostrar” que ahí se apoya a la mujer.
El ejercicio tiene que ser sistemático. Si Katia García, árbitro profesional, está capacitada para ser la silbante del Pachuca vs Querétaro de la Jornada 11, quiere decir que es capaz de estar en cualquier otro juego de las siguientes jornadas, y su nombre debería ser considerado para ello.
Tenemos que dejar de hablar de lo que le “cuesta” la Liga femenil MX a los directivos del futbol, para verlo como un proyecto real, como un negocio que se fortalece y en un futuro tendrá números negros, pero sobre todo construirá una narrativa donde las niñas crecerán asumiendo que no hay “deportes de hombres y mujeres”, sólo hay deportes.
La industria debe comenzar a entender que las mujeres estamos aquí para aportar conocimiento, experiencia, liderazgo, ideas nuevas; cambiar su lenguaje y comportamiento y verlas como futbolistas, árbitras, deportistas, comunicadoras, presidentas, ejecutivas, etcétera, capaces de trabajar por mejorar el negocio de los deportes.
Desde que empecé el camino de liderar RÉCORD me cuestionan sobre cuál será mi legado; aún me falta tiempo para definirlo, pero estoy segura de que quiero ayudar a construir una industria con perspectiva de género, un lugar seguro para las mujeres, donde tengan las mismas oportunidades que los hombres para destacar en lo que hacen.
Nos toca a todos ser reflexivos para encontrar el camino donde podemos abrir espacios para las mujeres, porque esta industria nos necesita.
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