El escudo

Christian Martinoli

Christian Martinoli

Christian Martinoli

CHRISTIAN MARTINOLI
| 02 Dic, 2021

Son muy pocas las cosas que la Federación Mexicana de Futbol no debe cambiar, alterar, modificar, perfeccionar o tratar de mejorar, una de esas era el escudo de la Selección Nacional.

Sinceramente no había necesidad de moverle y mucho menos de permutar el símbolo que el cuadro azteca manejaba desde hace varias décadas y que de manera tácita era un emblema aceptado, sin cuestionamientos y, para la gran mayoría de la gente que consume este producto deportivo, incluso era el último bastión inmodificable de la ya muy tocada camiseta azteca.

Sonaba raro, extraño e innecesario darle por ahí al famoso marketing del que viven y explotan los dirigentes al fiel seguidor y menos en esta época de poca ilusión con base en el juego que entrega el equipo nacional y de la relación tirante entre la propia organización del balompié mexicano y los aficionados.

Inclusive, semejante acto pudo haberse acercado al mismo público que hace popular o impopular al cuadro tricolor, si por lo menos hubieran lanzado una convocatoria abierta, nacional y hasta internacional para buscar un modelo de escudo llevado a votación, porque si tanto afirman que la Selección es de todos los mexicanos, pues entonces como mínimo se debió extender la invitación a todos y ahí que cada quien sepa si llegaban tres opciones o 150 mil propuestas tanto

profesionales o amateurs salidas desde los trazos hechos con pasión y orgullo que también tanto pregonan en la Femexfut. Sin embargo, los genios de la mercadotecnia, deciden por sí mismos algo, que de haber realizado una encuesta, seguramente habría sido rechazado de manera abrumadora.

La FMF sólo quiere negocio en dólares y al gran público de México únicamente le alejan a la Selección cada día más jugando el famoso ‘Moletour’ en todos lados menos en plazas nacionales. Eso sí, al momento de que salga la nueva indumentaria, ahí sí desean que el equipo de todos los mexicanos sea consumido.

Explotar el amor casi incondicional que muchos mexicanos le tienen a la Selección no quiere decir que los muchachos de la Federación sean unos fenómenos de la mercadotecnia, porque la camiseta mexicana se vende sola y a granel en dos países y no necesitaría un gramo de publicidad para que el aficionado vaya y adquiera lo que le venden a pesar de las pocas satisfacciones deportivas que le retribuyen.

No se engañen, de genios no tienen nada, ese producto se va como el pan, insisto, quizá por el amor ciego de algunos que no exigen calidad deportiva en el producto que consumen cada
que juega la agrupación nacional, pero sabemos bien que si lleva el nombre de México plasmado, el gen llama, no es por otra cosa y mucho menos por sus ‘brillantes’ ideas.

Al final, se salieron con la suya, como siempre pasa, como mínimo habría estado decente que algún profesional gráfico se hubiera dado una vuelta por los más de 200 escudos de clubes de Primera División en el mundo que tienen o conllevan un ave en su insignia y no para fusilarse algo, sino para por lo menos les cayera una idea ligeramente digna. Y si lo hicieron, perdón, pero no se nota.

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