Antes de que llegara el gol de Reyes, el Atlas con intensidad se había apoderado del escenario.
Los de Cocca entraron finos y pegaron rápido con velocidad y presión alta jugando en el campo esmeralda y asfixiando a un sorprendido León. Para colmo la anotación surgió de un saque de banda, pecado capital para los libros defensivos de este deporte.
Y hablando de defensas, la rojinegra no permitió que durante más de media hora ni siquiera Camilo tocara la pelota con las manos. Incluso, al 36' en la primera llegada de los Panzas verdes, Dávila, con un descomunal zurdazo, dejó sin oportunidades al mejor arquero del torneo, que tampoco pudo rozarla ante semejante pintura del número siete local. Una genialidad tuvo que solventarle el trámite al equipo guanajuatense, porque antes de eso no se veía ni por dónde.
Los últimos 10 minutos mucho más parejos, pero con unos Zorros correosos que siguieron mordiendo constantemente con el "dos contra uno" en la marca, aunque La Fiera comenzó a pelear y competir en otra zona del campo y por eso pudimos ver tanto a Vargas como Cota un poco más, ya que fueron exigidos antes de que Santander enviara a descansar a todos.
Para el complemento, el cuadro de Holan jugó 20 metros más adelante y encimó al visitante, Meneses movió el travesaño de una Academia sin conexión ofensiva y sin banca de poder como para revertir la tendencia.
Sin pelotear el arco de la Furia, León se apoderó del balón mientras calentaban Navarro, Montes, Gigliotti, Ormeño y Elías Hernández con ganas de resolver el partido. Pero nadie contaba con un Furch competitivo que aprovechó una pelota botando dentro del área y le pegó de manera hermosa para adelantar nuevamente al conjunto tapatío.
Cocca le regresó la tendencia al León, porque cuando Atlas no tenía ideas claras surgió un zurdazo descomunal de su nueve que volvió a cambiar los estados de ánimo.
Montes ingresó de urgencia para buscar mover los hilos verdes, pero la gran virtud de su rival empezó a hacerse patente con una zaga casi impasible, pero que no contaba con un segundo rebote fatídico de su mejor hombre, sí, Camilo Vargas, como contra Pumas, increíblemente flaqueó otra vez ahora en un impacto de Meneses que después Mena facturó en la segunda jugada.
A ocho del final los técnicos lanzaron sus cartas, uno para atacar, el local, y otro para cerrar el candado.
Dávila sintió a Rocha y el árbitro no dudó en marcar penalti. Mena, fino como viene, lo hizo efectivo y le dio vuelta al marcador. Justo por la tendencia en el flujo de la intenciones de cada club; sin embargo, para nada definitivo.
Partido aguerrido y con subibajas muy marcados en el perfomance de ambas escuadras. Ahora a esperar el domingo que durante décadas ha soñado el pueblo atlista.
La llave para abrir la oxidada vitrina del Atlas nadie la encuentra hace tiempo, por ello si desean el domingo abrirla deberán buscar a la persona con menos trabajo en la historia del club rojinegro, el cerrajero, pero ahí estará el León para tratar de ganar su novena estrella y de paso evitar que después de 70 años una ganzúa le devuelva la gloria a los de El Paradero.