El siempre perspicaz Beto Bernard me recordó una frase que explica lo que hemos visto en la Liguilla: “El mejor libro de táctica jamás escrito es el reglamento”, palabras célebres de Juanma Lillo, concepto que hace eco en la convulsionada Fiesta Grande que nos arroja unas Semifinales impensadas.
La humillante salida del líder todo poderoso en torneo regular a manos del lugar 11 de la general también se explica con otro de los conceptos del entrenador español: “En el futbol confundimos probabilidad con posibilidad”. Universidad lo entendió, Lillini supo que el reglamento le jugaba en contra y salió por su chance de avanzar, atacando con todo, aunque fuera sin puntería, ante un América que seguía adormilado, aguantando los golpes como si el cansancio fuera a vencer al rival.
Del resto, el 2, 3 y 4 de la tabla resolvieron lo que pudo ser otro fracaso. Atlas contó con fortuna, León hizo pesar su estilo y Tigres encontró un gol de otro partido aunque no había merecido más. Y de los que se fueron, el fracaso más sonoro, por la inversión, por las tristeza con la que partió es de Rayados. Puebla y Santos se murieron con la cara al sol y no hay algo qué reprocharles.
Después de contemplar cómo se define al campeón en esta nueva era, me da gusto llegar a la conclusión que aquél que intenta más tiene la recompensa, y por eso, como el más necesitado de los cuatro es Pumas, le pongo la fichita a los de azul y oro.
SE TENÍA QUE DECIR…
En América el patrón se enojó otra vez, y si quiere que cambien las cosas, él tiene que provocar el cambio. No creo que corte a Solari, ni a Baños, pero si no le mueve algo, nada se moverá en sus resultados y las Águilas seguirán caminando a ser lo que tanto han evitado: otro equipo del montón.
Y SE DIJO