Las teorías conspiratorias han sido pan nuestro por décadas, en especial se desatan en torno al América, un villano favorito. Ahora hasta a Messi le tocó ser eje de la suspicacia al ganar la Leagues Cup, su título 44 en la historia y con 10 anotaciones en su cuenta. Pasar de ser el peor club de la MLS a Campeón desata dudas de la legitimidad.
A menudo, la afición adopta creencias conspiratorias como bálsamo para un daño profundo, agarrarse de estas teorías ofrece un contrapeso psicológico, una sensación de control, una narrativa interna para encontrarle sentido a un mundo confuso: Yo sé algo que el resto ignora, los engañan, pero a mí no. La tierra en realidad es plana.
Lo cierto es que lo único que debería escucharse para formar criterio ante una idea generalizada de conspiración son datos certeros, hechos, argumentos comprobados, válidos, que puedan desmoronar o consolidar la conjura. Sin embargo, en la actual era digital, donde cada persona tiene una opinión a través del like, lo que da validez a la conspiración es el sentimiento en torno: si odio al América, entonces Televisa sí gestó el cambio de sede contra Atlas, no fue el mal estado de la cancha. El miedo a la verdad nubla juicios, distrae de la realidad.
Las Águilas del América salvaron del ridículo al cuadro del Atlas y a la Liga MX al aceptar mudar el partido de un día a otro, a pesar de salir perdiendo: primero por la pobre entrada del Azteca y segundo, porque el siguiente torneo jugará 10 partidos de visita en total.
La ignorancia de comunicadores que aseguran que América provocó el cambio es inaudita, pero existimos aún los que a pesar de saber que no nos favorecerá el like fácil por apoyar teorías de la conspiración, preferimos exponer hechos para que el aficionado forme una opinión argumentada.
