¿Hay realmente un nuevo equipo en la Selección Mexicana?

Ha comenzado una nueva etapa en la Selección Mexicana de futbol, se inicia con dos partidos de preparación para que se vaya conociendo la propuesta del nuevo técnico Javier Aguirre. Si se quieren mejorar los resultados, no será suficiente con los entrenamientos. Se requiere un esfuerzo adicional para la verdadera formación de un equipo. Quiero invitar a mis lectores y lectoras a profundizar sobre lo que debe hacerse para integrar un equipo exitoso.

1.    Una visión compartida: ¿Por qué estoy en la Selección Mexicana? ¿A qué aspiramos como equipo? ¿Qué queremos lograr en realidad? ¿Cuál es el compromiso que asumimos? Si tenemos resueltos estos cuestionamientos se puede generar una ambición compartida que será la base sobre la que se establecerá la dinámica del grupo. Es fundamental que todos los jugadores compartan una visión que proporcione un sentido de propósito y dirección, lo que ayudará a los jugadores a trabajar hacia un objetivo común.

2.    Objetivos comunes: Establecer metas claras y alcanzables para el equipo determinará el tipo de acciones que juntos habrán de realizar para alinearse con la visión. 

3.    Cohesión del equipo: Para trabajar en la unión del equipo es fundamental hacer ejercicios para promover la integración. Son actividades fuera del campo que ayuden a fortalecer las relaciones interpersonales y mejorar el ambiente.

4.    Contrato psicológico fuerte: Clarificar las expectativas comunes para lograr un ambiente de confianza y respeto. Cada miembro del equipo debe conocer su rol y las expectativas relacionadas con lo que se espera de él. Este factor es el que mantiene la disciplina y el comportamiento de los jugadores bien alineado.

5.    Comunicación efectiva: Fomentar una comunicación constante y transparente entre los jugadores y el cuerpo técnico. La confianza y la claridad en la forma de operar son cruciales para un buen desempeño.

6.    Preparación mental: Se deben compartir técnicas para que los jugadores aprendan a condicionarse en su mejor versión, que sepan generar la congruencia psicofisiológica con técnicas de respiración, diálogo interior y visualización. Aprender sobre todo herramientas para mantenerse en el éxito victoriosos y saberse sobreponer rápidamente a las derrotas. Temas de adaptabilidad y resiliencia son siempre útiles para desarrollar la capacidad del equipo para adaptarse a diferentes situaciones. Además, la gestión del estrés y la ansiedad puede ayudar a los jugadores a mantenerse enfocados durante los partidos.

7.    Ambiente de certeza: Es fundamental fomentar una mentalidad positiva y una cultura de éxito en la que se capitalizen tanto los logros individuales como los del equipo, procurar un lenguaje afirmativo que haga que todos estén centrados en el desarrollo del potencial común.

8.    Creación de mística y rituales. Identificar las formas de comportamiento común que darán identidad al equipo, maneras de celebrar, sentirse unidos y divertirse. 

Estimados lectores y lectoras, no asumamos que un equipo se irá integrando y fortaleciendo con el simple paso del tiempo. Diseñemos estrategias para incrementar la madurez del mismo provocando que las fortalezas de sus integrantes sean un verdadero factor de éxito.

“Revitalízate, vuelve a la esencia de lo que te da el éxito”.

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