En el futbol como en la vida siempre hay héroes inesperados, héroes desconocidos, jugadores que no están en la órbita de las estrellas, que llegan a los grandes partidos como complemento y no como protagonistas, pero el destino tiene caminos imposibles de entender y aparecen esas oportunidades que cambian la vida de un jugador.
En Cruz Azul hay un caso especial, que reúne todos los requisitos para ser figura en la Máquina, su nombre es Rodrigo Huescas.
En este despejado cielo azul, el héroe inesperado es un joven de gran calidad individual, formado en la cantera cruzazulina, con una extraordinaria Liguilla, donde ha participado en los seis goles de Cruz Azul en cinco partidos, con tres asistencias directas, es carrilero, es un defensa con alma de delantero, juega a la espalda de Antuna, sabe pisar las dos áreas y nunca para de correr. Su actuación en Liguilla ha sido clave para Anselmi, después de que en el torneo solo fue titular en 9 de 17 juegos, sumando 916 minutos.
De origen es extremo, pero la necesidad de tener un lugar en el XI titular le encontró acomodo en la zona defensiva y ahí ha crecido incluso con llamados a la selección nacional Sub 23.
Antes de Anselmi era un jugador que recorría el campo de banderín a banderín para tirar el centro, siempre pegado a la banda derecha, con el técnico argentino aprendido a jugar por carriles internos para no chocar con Antuna, a pisar el área rival con diagonales por sorpresa y entendió como asociarse con los elementos de ataque.
Su oficio defensivo está basado en su velocidad más que en su capacidad para robar la pelota.
Se habla que esta joya azul tiene ofertas en el verano para jugar en europa.
Así que la historia de un Cruz Azul-América tiene un héroe silencioso, de trabajo lejano a los reflectores, pero que sin él, no se podría contar la historia de este Cruz Azul finalista.
