MLB incrementa duración de sus juegos cuando otros deportes optan por la inmediatez
La sed de beisbol se había prolongado por 550 tortuosos días en Kansas City desde que el 29 de septiembre de 2019 abrió sus puertas al público el Kauffman Stadium sin imaginar que sería la última vez antes de una pandemia como sacada de un cuento de terror. Pero en el desértico panorama, un oasis apareció no solo permitiéndose la entrada del 30 por ciento de los 37 mil 903 asientos disponibles, sino que además, la vida retribuyó con creces a la ávida afición con un prolongado juego de 4 horas y 26 minutos.
Se trató del encuentro —sin contar los de extra innings—más largo en la historia de los Royals en casa, y para su buena suerte, lograron convertir uno de los peores comienzos imaginables de una temporada en una actuación históricamente buena frente a los Rangers. Pero a su vez, el prolongado devenir de ese enfrentamiento abonó al exponencial incremento de la tasa de duración de los partidos de Grandes Ligas, que rozó las 3 horas y 16 minutos en promedio en los primeros 44 juegos de la naciente temporada.
Se trata de un aumento de 9 minutos a las 3 horas y 7 minutos que duró el fugaz 2020; 11 minutos al ya de por sí abultado registro de 3 horas y 5 minutos que duraron en promedio los encuentros de la temporada 2017 y 14 minutos más que en la campaña 2014, solo poner un ejemplo del constante crecimiento de la duración de los juegos en un deporte criticado por su lento desarrollo, mismo que es señalado como el principal culpable de que cada vez haya menos aficionados jóvenes interesados en él.
El beisbol posee el grupo demográfico de fanáticos más longevo entre los principales deportes de conjunto en Estados Unidos con una edad promedio de 57 años, que contrasta con la media de 42 años de la NBA.Y no ha encontrado grandes reformas, se adapta a paso lento apenas y cambiando sus reglas para acortar algunos minutos de la duración del juego al ritmo de un reloj de manecillas que se está quedando sin pila, mientras el mundo digital pasa a toda velocidad, acelerando sin frenesí.
Y mientras otros deportes se revolucionan para adaptarse a los estándares del mundo de la inmediatez para mantener espectáculo mediático, el beisbol continúa prolongando su duración en el sentido opuesto a la modernidad. Una completa ironía cuando hace exactamente un siglo un juego de pelota duraba casi la mitad —1 hora y 47 minutos en 1921— y en plena era en que los videos cortos de TiktTok y las historias de Instagram se apoderaron de las audiencias, se ralentiza el juego mientras los peloteros se preocupan más por arreglarse el uniforme para verse bien frente a la cámara.