La apoteósica patada de Daniel LaRusso a Johnyy Lawrence que convirtió a Karate Kid en una historia de culto bien podría ser explicada en las duelas de la NBA con unos Celtics que pasaron de ser los buenos de la película a deambular en la mediocridad en los años posteriores a su éxito, mientras que el Staples Center no sería sino el Dojo de karate de Cobra Kai, un templo que encontró la redención al enfrentar a sus demonios del pasado para gozar de un presente promisorio de la mano de un LeBron James aún en estado de gracia.
Después de su época de oro, desde 1986 Boston solo ha conseguido un título cuando en el 2008 se apoyaron en figuras como Paul Pierce y Kevin Garnet para tomar un poco de oxígeno en los tiempos de Kobe Bryant en Los Ángeles, que en contraste, acumula ocho títulos en este milenio y es el campeón vigente gracias al binomio conformado por LeBron y Anthony Davis, quienes recién el año pasado ayudaron a que la quinteta angelina igualara con 17 títulos a los irlandeses como los dos máximos ganadores de todos los tiempos.
Ahora, tal y como lo ha marcado la historia reciente de ambas franquicias, los dos equipos están en el Play-in en realidades contrastantes, pues aunque terminaron séptimos del Oeste y del Este, respectivamente, los Lakers los hicieron apelando a su espíritu guerrero en una conferencia donde la competencia fue brutal, mientras que los Celtics deambularon entre la mediocridad para apenas y lograr colarse al Play-in, una nueva oportunidad para ambas quintetas que podría confirmar sus realidades paralelas.
Y es que los dirigidos por Brad Stevens ganaron solo cuatro de sus últimos 13 juegos para finalizar con una marca de 36-36 para nada acorde a las expectativas del equipo; en tanto, los de Frank Vogel cerraron el año con récord de 41-30 gracias a cinco victorias consecutivas que sirvieron como impulso para ser una de las grandes amenazas en esta fase final, donde nadie querrá enfrentarlos.
Es así que los Celtics llegan al Play-in por la puerta trasera, sin reponerse del impacto de la lesión de su figura Jaylen Brown, el escolta All-Star y segundo máximo anotador del equipo con 24.7 puntos en promedio, quien tuvo que ser intervenido la semana pasada de una rotura de ligamentos en su mano izquierda que le apartó para el resto de la campaña. Un golpe tan duro que a los Wizards les bastará un ligero golpe para tumbarlos en la lona y así confirmar su mediocre presente muy lejos ya de aquel dulce pasado al que se aferra su nostálgica afición.
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