La final de este domingo del Abierto de Australia viene con dos objetivos que Novak Djokovic desea obtener, empatar la mayor cantidad de Grand Slams en la era abierta, recobrar el número uno en el ranking ATP y con ello limpiar la imagen que dejó en 2022.
El serbio no pudo jugar Australia y el US Open del año pasado por negarse a vacunarse contra el covid-19. El escándalo fue tanto en el primer Grand Slam, que hasta las autoridades nacionales entraron al tema y existió la posibilidad de negarle la entrada por años.
Hoy, Nole, vive uno de sus mejores momentos en la que puede ser considerada su casa y con ello volver a ese idilio entre el jugador, la ciudad y el torneo.
Así como no hay nadie que se le compare a Rafael Nadal en la arcilla de Roland Garros, en el Abierto de Australia, Novak es el patrón y es justamente al ibérico al que igualaría en al cima de más torneos grandes en la historia con 22.
Nole está a uno de distancia y las estadísticas están a su favor respecto a su rival, el griego Stefanos Tsitsipas.
Djokovic juega su final número 33, Tsitsipas la segunda. El serbio arrastra una racha de 27 triunfos al hilo en el primer Grand Slam del calendario y en la serie personal contra el griego tiene marca de 10-2, nueve de ellas de manera consecutiva. Aunado a esto, tiene marca perfecta en finales en Australia de 9-0.
“Ganar Grand Slams y ser el número 1 del mundo son probablemente los dos objetivos más grandes a los que puedes aspirar como tenista profesional. Veamos qué sucede”, afirmó Djokovic quien por ahora es quinto del mundo y que dejó el puesto de privilegio en junio de 2022.
En torno a volver a jugar en la Rod Laver Arena, donde levantó por primera vez el trofeo del Abierto de Australia en 2008 y donde podría igualar la marca de Nadal dijo.
"Necesito ese motor, necesito esa energía y estoy muy agradecido porque todavía tengo suficiente gasolina en las piernas para poder jugar a este nivel en una de las pistas de tenis más grandes del mundo”, contó.
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