Un gol de Ousmane Dembélé, en el minuto 90, deshizo el embrollo en el que se metió el Barcelona ante el Valladolid y consiguió una victoria que sitúa al equipo de Ronald Koeman a un solo punto del Atlético de Madrid, que es el líder de LaLiga.
Fue un triunfo agónico frente a un rival que jugó desde el minuto 79 con 10 futbolistas por la expulsión de Plano, pero más allá de eso refuerza la moral de los azulgranas, que necesitaban ganar, pero no jugaron bien frente a un rival con oficio, que resistió hasta que Dembélé cazó un balón y empalmó a la red cuando el partido moría.
Es el decimonoveno partido consecutivo de los azulgranas sin perder, un equipo que ha conseguido 40 de los últimos 42 puntos y que ha remontado doce puntos al Atlético de Madrid. Por eso ahora el Barcelona, depende de sí mismo para llevarse el campeonato, y el próximo sábado en Valdebebas, frente al Real Madrid, tiene otra buena ocasión para seguir creyendo.
Pero no fue fácil. Al equipo de Koeman se le atragantó el planteamiento de Sergio González. No pudo el Barça desplegarse por las bandas, no dominó el juego, no encontró espacios y no salió del embudo que le plantearon los vallisoletanos. Se sintieron incómodos los azulgranas, que salieron con todo, también con Messi y de Jong, apercibidos de sanción a pocos días del Clásico en el Bernabéu, pero con un futbol sin respuestas.
El Valladolid enredó al Barça en la telaraña central y los azulgranas no tenían espacios y regalaron 45 minutos al rival. Dembélé no era diferencial y por las bandas ni Dest ni Alba podían proyectarse. Los de Sergio González, más allá de crear peligro, tenían el partido donde les convenía, aunque a partir de la media hora, los azulgranas reaccionaron tímidamente.
El asedio azulgrana fue en aumento en el último cuarto de hora del partido. A diez del final, el Valladolid se quedó con diez por la expulsión de Óscar Plano y el partido fue un monólogo del Barcelona hasta el final. En el 90, Dembélé, el controvertido francés, salvó a su equipo. Cazó un balón que tocó Araujo y empalmó al palo corto de Masip. Era el 1-0, la victoria, el liderato a un punto, un triunfo para soñar y seguir esperando emociones fuertes de un equipo que parecía desquiciado y que ahora depende de sí mismo para conseguir el doblete.
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