Bala Salinas revela que tenía que salir de CU con guaruras
Un pasado de 24 años como americanista condenó a Raúl Salinas en el Clausura 2006.
El apodado ‘Bala’ no entró en planes del entonces técnico azulcrema, Víctor Manuel Aguado, lo que obligó al defensa a tomar una decisión que le cambió la vida.
“Tenía tres opciones de equipos para irme a jugar sólo seis meses, porque iba a regresar al América: Santos, San Luis o Pumas, y la decisión que tomé fue a Pumas. En primer lugar, lo escogí por la gran institución que es; en segundo, porque iba a jugar una Copa Libertadores con el profe Miguel España, y con Gustavo Vargas, era mi quinta Copa Libertadores que tendría, pero no sabía todo lo que vendría”, relató a RÉCORD.
La afición universitaria hizo patente su animadversión hacia Salinas de forma inmediata, al grado de llegar a las agresiones físicas.
“Saliendo de un partido de pretemporada en Avándaro, jugamos contra el Toluca, eran como unas 60 personas y me comenzaron a dar patadas en la espalda, puñetazos en el hombro y tuvieron que salir al rescate el capitán (Joaquín) Beltrán, Miguel España, Gustavo Vargas y Darío Verón”, recordó Raúl, en lo que fue su peor día como puma.
Ni la directiva universitaria ni el futbolista imaginaron el rechazo que tendría el fichaje, pero tras las primeras manifestaciones violentas de algunos seguidores, tomaron cartas en el asunto y Salinas entraba y salía a CU con guaruras.
“Fue complicado, la universidad me puso seguridad, yo me sentía muy raro, porque honestamente sólo iba a hacer mi trabajo, me sentía muy incómodo. Estuvieron como un mes y medio llevándome a mi casa. A veces me metían en otra camioneta para poder salir en la puerta donde salían todos. A veces la afición preguntaba que si no venía escondido Salinas en las cajuelas, pero como en broma”, manifestó.
El repudio hacia Raúl duró un mes y medio hasta que, con ayuda de la directiva felina, la afición entendió que se trataba de un refuerzo más.
“El primer partido lo ganamos y la directiva le decía a la afición que no se metiera conmigo; ya pasando cuatro o cinco partidos le pedí a la directiva que me quitara a la seguridad, porque ya me sentía fastidiado de traer a tres guardias a mi lado, como si fuera el hijo del presidente.
“La directiva de América también me ofreció mucho apoyo y me dijo que si quería regresar al club, yo tenía mi contrato vigente, lo que pasó es que no quería estar sin jugar y así fue mi paso por Pumas”, recordó.
Al final de cuentas, Salinas pasó como una ‘Bala’ por Ciudad Universitaria, donde sólo estuvo un torneo, para volver a la querencia. A casi 10 años de distancia, el exlateral izquierdo señala que no lamenta aquella elección que marcó su carrera.
"No me arrepiento de lo que decidí, al fin de cuentas así es la profesión y uno tiene que defender la camiseta que le toque" puntualizó.