Le necesitaba el Manchester United y apareció. Cristiano Ronaldo, con un gol y un asistencia, lideró una victoria anímica y vital ante el Tottenham Hotspur (0-3) que salva la cabeza de Ole Gunnar Solskjaer.
El portugués acabó con una mala racha de cuatro partidos ligueros sin marcar, le entregó el segundo en bandeja a Edinson Cavani e incluso el VAR le anuló el doblete por fuera de juego. Cristiano volvió cuando le reclamaban y lo hizo para rescatar a un amigo, al que se abrazó en el minuto 70 cuando fue sustituido, mostrando su lealtad total al club y a las leyendas que le representan.
Con su puesto en el alambre, Solskjaer revolucionó el esquema para hacer algo inédito en el United: poner tres centrales y jugar con defensas de cinco. Como si estuviera diciendo "si vais a traer a Antonio Conte para hacer esto, ya lo hago yo". El resultado no varió la espesura del equipo, pero sí les dio cierta solidez. O fue el sistema o fue un Tottenham Hotspur huidizo, inofensivo y abucheado por su afición.
Aun así, tuvieron dos para ponerle la soga a Solskjaer. Un mano a mano de Son que el surcoreano remató alto y un gol anulado a Cristian Romero en un córner por fuera de juego.
El partido era digno de estudio y el único destello de calidad lo dio Cristiano. El portugués no había aparecido mucho hasta el minuto 39. Centro fantástico de Bruno Fernandes, error en la marca de Ben Davies y volea de Cristiano a la red. Cuarto gol en la Premier, rota la racha de cuatro partidos ligueros sin marcar y a otra cosa.
Cuando ya no se salvaría el Tottenham fue con una pérdida tonta de Skipp en el centro del campo. Le robó la cartera Bruno Fernandes, que esperó a la llegada de refuerzos en tres cuartos. Cuando apareció Cristiano, le cedió la pelota. Este tiró un amago y filtró un pase milimétrico a Cavani para que encarara a Lloris y picara suavamente la pelota por encima del francés.
Trabajo hecho para Cristiano, que se fue a descansar a veinte minutos del final. Abrazo con Solskjaer, pequeño intercambio verbal y los tres puntos para Old Trafford. El 0-5 del Liverpool ya duele menos.