Túnez rentabilizó la victoria obtenida en la ida ante Malí (0-1) y con un empate sin goles en su feudo de Rades selló la clasificación para su segundo Mundial consecutivo y el sexto de su historia.
El autogol de Moussa Sissako fue a la postre definitivo. Malí lo intentó con todos sus medios, pero tendrá que esperar otros cuatro años para poder estrenarse en una fase final mundialista.
Las Águilas de Cartago de Jalel Kadri supieron frenar las acometidas de los jugadores de Mohamed Magassouba, que llegaron al estadio Olympique Hammadi Agrebi de Rades con la clara vocación de darle la vuelta a la confrontación. Ello les obligó a esforzarse en cerrar espacios y tratar de manejar el balón para evitar que tuviera éxito la presión de Malí, al que incluso se le anuló pronto un tanto por fuera de juego conseguido por Abdoulay Diaby.
Túnez lo tuvo claro según avanzó el cronómetro. En el primer tiempo confió en su zaga y en poder desplegar alguna contra. Después, prácticamente ni eso. Al final redobló esfuerzos atrás y el partido acabó por tener tan solo una dirección.
Magassouba no tuvo más remedio que buscar soluciones ofensivas, pero sin recompensa. Túnez resistió con sobriedad y solidez y selló de nuevo su boleto mundialista.
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