Lo que bien inicia, nunca termina. Situación que bien aplica para los juegos de la Selección Mexicana, en Estados Unidos, bajo contrato por cuatro años y cinco juegos anuales, que a últimas fechas han sido muy socorridos o bien calificados como ‘moleros’; sin embargo, aunque un dueño (Jorge Vergara) quiso salirse del redil e imponer condiciones y mandar mensajes de hartazgo a situaciones fuera de reglamento FIFA, la realidad es que también es de los que avala y recibe de la misma tajada que los 17 restantes.
Mismos que aprobaron el contrato con la compañía SUM y otras entradas de dinero a las mismas arcas, al ser miembro del grupo de dueños de la Selección Mexicana y quienes designan su destino, movimientos, operaciones y resultados.
El Tricolor recibe 1.8 millones de dólares por partido en Estados Unidos, libres de polvo y paja, lo que da 36 millones de la divisa estadounidense por cuatro años. Más lo que ingresa de derechos de televisión, patrocinadores y otros. Para formar un presupuesto cuatrienal que supera los 270 mdd, el cual es repartido en porcentajes establecidos bajo la firma de 18 miembros de la Federación Mexicana de Futbol.
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