No es la primera vez que los hombres de poder del futbol mexicano acomodan reglamentos y hacen hasta lo imposible para poder mantener a sus equipos en la Primera División. No es la primera vez que los hombres que controlan el futbol mexicano buscan proteger sus intereses. Durante las últimas tres décadas, los personajes que controlan el futbol mexicano han cambiado reglamentos para ayudarse.
Emulando el sistema del futbol argentino, en 1991, José Antonio García, directivo del Atlante, y Víctor Garcés, de Cruz Azul, crearon el actual sistema de descenso, es decir, dividir los puntos obtenidos entre los partidos jugados de los últimos tres años, conocido en su inicio como 'Porcentaje' y hoy en día como 'Cociente'. El objetivo era claro: evitar que los equipos llamados grandes pudieran tener una mala temporada y descender, en ese entonces, a la Segunda División y así fueron perdiendo la categoría equipos sin peso en el futbol mexicano como Cobras de Ciudad Juárez, Correcaminos, Pachuca, en dos ocasiones, y Veracruz en la temporada 1997-98. Y justo ahí se prendieron los focos rojos. La inversión hecha un par de años antes por Moisés Saba Nasri y TV Azteca se habían ido al bote la basura. Ni el porcentaje evitó entonces que una mala gestión deportiva fuera protegida.
En los primeros años del presente siglo, el empresario Alejandro Burillo Azcárraga, en ese entonces el mandamás del futbol mexicano, se inventó una 'promoción' para poder salvar del descenso al Atlante y lo logró. El equipo azulgrana evitó ir a la llamada Primera 'A', ganando una serie de dos partidos a Veracruz, en esa temporada 2000-01, a cambio de un pago de 5 millones de dólares a la FMF.
Pese a esta operación oscura, sí hubo ascenso. La Piedad subió al máximo circuito, fueron los primeros indicios de cómo los hombres del poder manipulaban reglamentos para proteger sus intereses. La Primera División entonces aumentó de 18 a 19 clubes porque así lo había ordenado desde su escritorio Alejandro Burillo.
La temporada 2017-2018 del Ascenso MX quedó marcada. Por primera vez en la historia de esta categoría el equipo campeón no pudo jugar en la Liga MX. Cafetaleros de Tapachula se conformó con un premio económico tras no cumplir los puntos de certificación para poder ascender a la máxima categoría del futbol nacional. Fue en ese entonces un escándalo, reclamo de los directivos, de los jugadores y de los aficionados. Era a todas luces un atropello al derecho legítimo de cualquier institución. En ese momento, todo apuntó que la cancelación del descenso fue para proteger las inversiones de equipos que estaban involucrados en la lucha por no perder la categoría.
En esa temporada 2017-2018, Atlas de Grupo Salinas, que en 2013 había comprado al equipo rojinegro por una cifra que rondó los 50 millones de dólares; Gallos de Querétaro, propiedad en ese momento de Grupo Imagen, que tres años antes el emporio empresarial de la familia Vázquez Raña-Aldir decidió invertir en el futbol; y Tiborunes Rojos de Veracruz, propiedad de Fidel Kuri Grajales, en ese entonces aliado al poder fáctico del futbol; estaban en peligro de descenso. Entonces, de la noche a la mañana surgió 'La Certificación' a los equipos del Ascenso MX, de esta manera habría un candado para evitar que uno de estos tres equipos se fuera al 'infierno del Ascenso'.
Finalmente, en esa temporada descendió Lobos BUAP y los tres equipos involucrados salvaron la categoría.
En aquel año, de los 16 clubes participantes en la Liga de Plata, sólo seis fueron avalados para competir en la Primera División, si lograban el ascenso deportivo: Atlético de San Luis, Atlante, Celaya, Dorados de Sinaloa, FC Juárez y U de G. En un principio, el equipo de Leones Negros no había sido certificado por qué su estadio, el Jalisco, no reunía los requisitos ordenados en los puntos a evaluar, hasta que se dieron cuenta que en ese mismo estadio jugaba el Atlas y terminaron por darle el aval.
En esta primera certificación se evaluaba la forma y no el fondo, desde que si tenían un estadio con capacidad mínima para 20 mil aficionados, la calidad de la iluminación, si había aire acondicionado en los vestuarios y otras tantas que si ayudaban al crecimiento de esta categoría, pero no de fondo.
Para la temporada 2018-19, el aval subió de seis a nueve equipos. En esa temporada fueron 15 participantes y Mineros de Zacatecas, Alebrijes de Oaxaca, Leones Negros de la U de G, FC Juárez, Tampico Madero, Zacatepec, Dorados, Cimarrones y Atlético de San Luis recibieron el visto bueno. Fueron los potosinos quienes lograron el ascenso y Veracruz perdió la categoría. Fidel Kuri había salido del círculo del poder y pagó para mantener la categoría.
En el presente ejercicio futbolístico de la temporada 2019-2020, sorprendentemente, el 28 mayo del año pasado, tras la asamblea de presidentes la Liga/Ascenso MX, se anunció que los 15 equipos participantes 'competirían' por el 'derecho' a subir al máximo circuito del futbol mexicano. En aquella junta, los presidentes de los clubes se pusieron de acuerdo para lanzar mensajes de que todos estaban avalados, la realidad fue otra. Sí tendrían el derecho de ascender, siempre y cuando cumplieran con los requisitos, sobre todo los administrativos y financieros.
Así, transcurrieron las semanas hasta que nuestro compañero David Medrano Félix, en noviembre pasado, señaló que tal certificación estaba en proceso y que los equipos entregaban la documentación requerida.
Hace unas semanas, RÉCORD reveló, en un trabajo periodístico, que la Liga MX tenía el plan de convertir la categoría de plata en una Liga de desarrollo Sub 23. El enojo, molestias y frustración de todos los integrantes de esta categoría no se hicieron esperar, incluso el grupo de presidentes en desacuerdo buscó asesoría legal en España, para poder iniciar una batalla legal.
El jueves 19 del presente, la Liga/Ascenso MX emitió un comunicado de prensa donde, entre otras cosas, señaló que se mantendrá el modelo de organización vigente en esta categoría, es decir Enrique Bonilla no logró convencer a los dirigentes del Ascenso MX para cambiar el actual esquema. Absolutamente todos los integrantes de esta división celebraron. Es cierto, el cambio de formato a una Liga de desarrollo está en pausa, pero no está muerta, sigue estando en la órbita de los que deciden en el futbol mexicano.
Los del Ascenso ganaron una batalla, pero no la guerra y esa se centrará ahora en la certificación, donde ninguno de los 12 clubes logró aprobarla.
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