Hay una extraña falta de real transparencia en el ejercicio económico del Club Universidad. Ante esta temeraria afirmación, en anteriores administraciones, el mismo rector se habría encargado de aclararla. Hoy, no pasará nada.
De entrada, la invitación a la siguiente asamblea de Pumas fue lanzada ayer, extrañamente en pleno puente, como con ganas de que no se enteren los casi 600 asociados activos que tiene hoy el equipo de la UNAM. ¿Tantos socios? Preguntarán los enterados, que saben que en la administración previa apenas llegaban a 300. Pues sí, se duplicaron mágicamente, a pesar del mal paso del equipo, pero ese es otro tema que desmenuzaremos después.
Se ha prometido tocar el tema de “información financiera de la asociación correspondiente al ejercicio social 2018”, pero se prevé que de nuevo será apenas una embarrada, sin entrar al análisis a fondo. En las anteriores reuniones con asociados, el presidente del Club Universidad, Rodrigo Ares de Parga, sólo ha mostrado gráficas en Power Point, y la revisión jamás ha entregado estados financieros, como sí lo hicieron anteriores jerarcas de Pumas, revelan varios socios.
Consultados por RÉCORD, asociados del Club Universidad explican que la entrega de los estados financieros es una práctica común en el pasado; sin embargo, hemos encontrado que en la actual administración se ha convertido en tabú pedir estos informes financieros en Cantera, que hay un miedo inusitado a represalias por solicitarlos. Es inaudito.
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En administraciones anteriores, en cuanto se ha cuestionado la transparencia financiera en el Club Universidad, rectores de la UNAM se han dado a la tarea de aclarar cualquier pregunta del periodismo, incluso enviando los estados financieros hasta el escritorio de cualquier escéptico. No para publicar, sino para demostrar que no hay nada por esconder; sin embargo, desde la llegada de Ares de Parga los ejercicios financieros del equipo se han mantenido en misterio, incluso para algunos miembros del Patronato, no sólo de asociados.
“Hemos visto presentaciones de Power Point sobre lo que gana y se invierte en el equipo”, explica uno de los socios, quien pide anonimato y asegura no saber más de las finanzas del equipo ante más cuestionamientos. “Espero que al menos el rector lo sepa”, añade.
Dentro del orden del día de la asamblea venidera, aun cuando se somete a la aprobación de los asociados los estados financieros 2018, previo dictamen del comisario de la asociación, no se incluye la presentación del informe anual que debe rendir la junta directiva por conducto de su presidente. Salvo que se incluya en asuntos varios, lo cual es una pésima práctica corporativa, no propia de la UNAM.
De conformidad con el artículo 52, tercer párrafo, del estatuto del club, los estados financieros a ser sometidos a la consideración de la asamblea general ordinaria estarán a disposición de los asociados durante un plazo de 10 días anteriores a la celebración de dicha reunión. Conforme a la convocatoria, los estados financieros estarán a disposición de los asociados, para su consulta previa cita en las oficinas del club, en horas de oficina. Esto reduce un día el plazo para la revisión, además de que nos han explicado que no se entrega un ejemplar para su análisis y revisión.
Finalmente la convocatoria está firmada también por el “secretario ejecutivo”, cargo no previsto en el estatuto, por lo que se ignoran sus facultades. Muchas dudas para un club, respaldado por la máxima casa de estudios, que nos acostumbró a ser ejemplo de transparencia.